Línea Magenta: El lenguaje, de ellos
Quiero hacer algunas puntualizaciones con respecto a la apropiación que las feministas hemos hecho del lenguaje.
[Texto retomado del blog Rosa Acidito].
En primer lugar, no pretendo escribir una apología para la feminización del lenguaje mismo, ni una justificación frente a quienes defienden «su pureza». Sencillamente quiero expresar las razones por las que prefiero hablar de la munda que del mundo, precisar que habito una cuerpa, no un cuerpo (y que existen quienes no habitan ni uno ni otra).
Quiero partir de la premisa de Sterner «lo que no se nombra no existe», en este sentido, el lenguaje es la estructura de todo lo que conocemos, por ende es político.
¿Será a caso arbitrario que hoy se siga hablando del «hombre» como genérico de la humanidad sin que, en apariencia exista una violencia hacia otras corporalidades (no necesariamente femeninas)? No lo creo.
Históricamente, hemos sido las mujeres y las corporalidades disidentes, quienes hemos vivido bajo un yugo lingüístico silencioso y nada inocente que nos ha representado homologarnos con lo que se nombra en masculino.
Hay un sentido íntimo y profundo que legitima el patriarcado a través del lenguaje. Una vez le decía a un compañero, que no me gustaba hablar de «nosotros», porque esa expresión no me hacía sentir incluida, porque a mí, sí me pesa nulificarme lingüisticamente para poder sumarme a su expresión unitaria, representada por el masculino, pues él no estaría dispuesto a hacer lo mismo si se tratara de hablar de nosotras.
Pareciera que la feminización es a priori una ofensa.
Bueno, el punto es que hay algunas palabras políticas: No es lo mismo decir «la carra o la florera», que son palabras que aluden a objetos y su artículo es intrascendente, que decir: LA MUNDA, LA CORAZONA o LA CUERPA… Dotadas de una semántica reivindicativa, que consigue ser estridente y al mismo tiempo coincidente para quienes nos cobijamos con su fonética.
Una compañera (Mar Cruz) me decía una vez: Ojalá un día las personas podamos estar sobre las palabras,
Ojalá que un día les resulte más incómodo escuchar las palabras VIOLACIÓN o FEMINICIDIO que: ¡ cuerpa!
Mientras nuestras vidas no se respeten en el mundo, seguiremos construyendo la munda, como una utopía donde quepamos todas, todes y todos.
Por Carolina Chávez Rodríguez