Línea Magenta: Life in plastic it’s fantastic
El reciente anuncio de que la muñeca más famosa de todos los tiempos, llegará a la pantalla grande el 20 de julio del 2023 ha desatado una serie de posicionamientos. Desde quienes califican la película como un “contrataque a los avances de la reivindicación de las mujeres y niñas”, y quienes han reconocido estar “realmente entusiasmadas” por asistir al estreno. Protagonizada por Margot Roobie en el papel de Barbie y Ryan Gosling como Ken, este fenómeno mediático ha permitido el justo resurgimiento de críticas sobre el objeto, la blanquitud, el colonialismo, y los estándares de belleza occidentales… Muchas mujeres invitando a “recordar el daño histórico que la muñeca ha causado”, aduciendo los daños a la salud que ha causado en las niñas y adolescentes por imitar estándares de belleza que incitan a enfermedades como la bulimia o la anorexia.
No hace mucho mis hermanas tuvieron a bien lanzar una dinámica sumamente interesante en la que partíesemos de una palabra para escribir un texto que ampliase su símbolo de lo que representa para cada una de nosotras (es decir mis hermanas y yo). Justamente la palabra fue “muñeca” y entre las múltiples evocaciones que pude tener sobre mi infancia, los Nenucos y Pipo gestitos, (cuyo cuidado implicaba grandes tareas) me brindó la pauta de reflexionar sobre las oportunidades que mis muñecas Barbie me dieron para crear una representación del mundo donde pudiera tener cualquier profesión y oficio, pasando por panadera, astronauta, estilista o ingeniera… Viajar por el mundo, conducir un Jeep rosa, patinar y salir con mis amigas.
Entre Barbies pelonas y otras de «carne y hueso», formé una tribu que acompañó mi infancia.
Tengo claro que las experiencias que cada una de nosotras ha vivido con relación al tema que expongo son sumamente personales (por ende políticas), pues hay desde quienes preferían mantenerlas en su caja para no dañarlas, otras más preferían arrancarles la cabeza o mordiasquear sus pies. Para algunas otras lo mejor era cortarles el pelo y desde luego a quienes les daba exactamente lo mismo, y nunca jugaron con ellas…
Muchos años después, viajando sola, teniendo una gatita, viendo la luna en el Mar Caribe, haciendo racing en el desierto de Baja California, no pude dejar de recordar cuando Barbie era Constanza Cavalli en: «Aventura salvaje», y me vi desde arriba, cruzando caminos escarpados mientras veía el espectacular relieve y pensaba, que todo aquello divertido y audaz que hacían mis muñecas, cuando jugaba en sus casas, tinas y parques, ahora era mi vida personal. Detrás, por supuesto el sistema de creencias y valores que les preocupaban a mi madre y mi papá, evitar que todas mis aspiraciones versaran en la maternidad y el cuidado de mis muñecos.
Así que sin duda el debate es extenso, pero también nos recuerda ese lema que aunque lleno de lugares comunes, justo ahora me permite organizar mis acciones y sentimientos.
«Soy lo que quiero ser».
Por: Carolina Chávez