Recapitula el empresario Oscar Wall la pesadilla: Su secuestro
Cancún, Q. Roo.- El director de Comunicación Viral, Rubén Ríos, entrevistó vía streaming al empresario de barbería Oscar Wall, quien fue secuestrado en octubre de 2018 en esta ciudad, y ahora vive fuera del país.
De origen veracruzano y radicado en Estados Unidos durante su niñez, llegó a Quintana Roo con sus padres para trabajar en un negocio de cortinas para protección contra huracanes.
En Cancún, después de pasar una vida desenfrenada, conoció la fe cristina, a la que se convirtió y empezó a trabajar con la gente de la calle en su centro “El clamor del pueblo” en 2006.
Sin embargo, pasó momentos difíciles en materia económica, lo que lo llevó a implementar su negocio de barbería, la que le permitió convertirla en franquicia, hasta llegar a tres estados y los municipios de Quintana Roo. Fue entonces que corrió el rumor de que “lavaba dinero”, desmentido por el mismo Oscar Wall.
Al platicar de su secuestro, presuntamente fue entregado por uno de sus amigos, quien lo invitó a un bar que está en el Hotel Crystal.
El secuestro de Oscar Wall
Narró que al salir del lugar para dirigirse a su casa, fueron emboscados por los secuestradores, le dieron un cachazo, lo subieron a una camioneta Patriot, le quitaron todo y lo condujeron al fraccionamiento Las Américas, pero a su chofer le dieron un balazo en la cabeza.
En esa casa de seguridad, lo dejaron en un cuarto al final de la construcción, amarrado. Contó que alrededor de las 10 de la mañana lo levantaron para sentarlo en una silla, donde fue interrogado y torturado. Le preguntaron sobre el lavado de dinero, le aplastaron los pies y las articulaciones; con una tabla y un martillo lo golpearon en todo el cuerpo.
“Agarraron unos cables y me amarraron los dedos de los pies, conectaban esos cables a la electricidad y es un dolor horrible, lo hicieron como ocho o nuevo veces. Me dejaron amarrado en pleno piso, con cinta en la cara; sentía que me ahogaba”, recordó Wall.
Durante cinco días estuvo secuestrado, picado con picahielo, “a través del miedo me controlaban, porque el miedo te paraliza”.
A su esposa le pidieron un millón de pesos, quien los canalizó con su hermano. Sin embargo, Oscar se escapó porque la víspera fue amenazado que hasta ahí llegaba. Su miedo era que lo descuartizaran. Lloró porque pensó que no vería a sus hijos crecer, “empecé a hablar con Dios”.
Aseguró que lo que Dios hizo en su vida fue salvarlo, pues ahora no toma ni una pastilla ni va al psicólogo, porque Él le quitó las secuelas.
¿Cómo logró escapar?
“Dios estaba ahí, le dije que si podía sacarme, que me sacara de ahí, como lo hiciste con Pedro; no quiero morir, quiero recuperar mi matrimonio, dame otra oportunidad. Me dormí y a lo lejos escuchaba los ronquidos de mis dos cuidadores”, recapituló.
Dijo que abrió sus piernas y las cintas se rompieron, luego se liberó de las ataduras de sus manos, de sus pies; vio las pistolas y no quiso agarrarlas, pues pegarles un tiro sería escuchado por los demás secuestradores. Luego vio el martillo, pero prefirió salir por la puerta. Se subió por una escalera y vio que estaba en el fraccionamiento, estaba por salir el sol.
Escapó como pudo, salió por una privada; anda escondido porque sentía que lo perseguían, era un jueves y la gente ya estaban llevando sus hijos a la escuela.; estaba en contra del reloj. Pidió ayuda a una mujer de un vehículo quien lo ayudó a escapar del lugar; porque lo conoció.
Sus emociones subían y bajaban, estaba en condiciones infrahumanas; fue llevado a casa de su cuñado y le dio las gracias a la mujer, porque ella arriesgó su vida para salvarlo. Le llamó a su casa para decirle que se fuera, a su hermano y padres le dijo lo mismo. Una amistad lo sacó del estado.
¿Cuál fue la motivación?
A pregunta expresa sobre la motivación de su secuestro, explico que era presa fácil, pues subía todas sus historias de éxito a las redes sociales y hay grupos “de hasta abajo” que hacen cosas a nombres de los grupos criminales que hay en el país; querían dinero.
Le queda claro que, si la policía hubiese querido hacer algo, lo hubiese hecho, porque el primer indicio era el de seguridad del fraccionamiento.
Después de 10 días, un político de Yucatán lo ayudó a salir del país y desde hace dos años vive en Estados Unidos.
Con información de Agencia SIM