Si tienes dolores nocturnos… ¡Podría ser un tipo de cáncer!

Cancún, Q. Roo.- Aunque los diferentes tipos de cáncer tienen distintas maneras de manifestarse y síntomas variados, la mayoría comparten una característica: aparecen durante la noche.

Si tienes alguno de estos síntomas nocturnos, debes prestarle atención a tu cuerpo e ir con el médico, para prevenir una enfermedad potencialmente mortal, según la Revista Meg.

Dolor abdominal o pélvico más intenso por las noches podría relacionarse con el cáncer de ovario. Asimismo, el dolor en el abdomen superior derecho y la ictericia nocturna podría apuntar al cáncer de hígado.

Por otra parte, dolor en la espalda o el costado que se agudiza cuando se oculta el sol, y sangre en la orina encienden las alarmas respecto al riñón.

Un dolor abdominal que se irradia hacia la espalda, malestar general nocturno y pérdida inexplicable de peso podrían ser señal de cáncer de próstata.

Otros signos nocturnos que apuntan al cáncer

La dificultad para respirar o la tos persistente que empeora durante la noche podría ser indicio de cáncer de pulmón.

Por otra parte, sensibilidad o dolor en el pecho en el horario nocturno apunta a un posible cáncer de mama. No olvides realizarte un examen regular de seno y visitar al médico periódicamente.

Diarrea nocturna o presencia de sangre en las heces podría indicar cáncer de colon; mientras que la necesidad de orinar durante la noche y la dificultad para vaciar completamente la vejiga apunta al cáncer de próstata.

La sensación de plenitud o la acidez estomacal que empeora durante la noche podría ser un indicio de cáncer de estómago.

Finalmente, la aparición de manchas oscuras en la piel, que se vuelven más evidentes durante la noche podrían apuntar a un mal en la piel

Todos estos síntomas no representan un diagnóstico por sí mismos, pero tampoco deben ser ignorados; se debe consultar un especialista para descartar la posibilidad de cualquier enfermedad.

Para prevenir la aparición de ésta y enfermedades crónico-degenerativas, se debe llevar un estilo de vida saludable, con alimentación equilibrada, ejercicio regular y evitar factores de riesgo como el consumo de tabaco, alcohol y exposición solar.