Así fue la Guerra de Castas, conflicto armado que dibujó a Q. Roo
Cancún, Q. Roo.- Cada 30 de julio se conmemora el inicio de la Guerra de Castas, un conflicto armado entre los nativos mayas y los criollos y mestizos de la Península de Yucatán, que duró medio siglo e inició en lo que actualmente es el estado de Quintana Roo.
En 1847, el líder indígena Cecilio Chi tomó la población de Tepich, que se localiza en el actual municipio de Felipe Carrillo Puerto, apoyado por Antonio Ay, jefe de Chichimilá (Yucatán) y Jacinto Pat, cacique de Tihosuco.
El principal motivo de la rebelión fue la desigualdad racial, de ahí el nombre de la Guerra de Castas y la defensa del libre acceso a la tierra y la autonomía, de acuerdo con el libro Conversaciones inconclusas del antropólogo Paul Sullivan; aunque los líderes mayas también tenían motivos propios, como económicos, productivos y comerciales, que incluían armas, palo de tinte y maderas preciosas.
Injerencia internacional
La causa fue apoyada por los gobiernos extranjeros de Inglaterra y Estados Unidos, que tenían intereses en extraer maderas preciosas, cacao, miel, algodón y otros productos de la región, así como establecer un imperio esclavista en el Caribe, por lo cual proporcionaron armas y recursos a los mayas.
En 1848, los rebeldes indígenas intentaron tomar Mérida, pero fallaron, por lo que tuvieron que huir a las selvas quintanarroenses para evitar el exterminio. Ahí establecieron la nación maya, teniendo como capital Noh Cah Santa Cruz, actualmente la ciudad de Felipe Carrillo Puerto, desde donde coordinaban los cuarteles ubicados en varios puntos y comunidades de la Península, según el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Durante medio siglo, los rebeldes atacaron y asaltaron cantones militares, ranchos, asentamientos de la llamada frontera yucateca y puntos más cercanos a Mérida. Igualmente, enfrentaron múltiples embestidas militares que intentaban someterlos.
Se contabilizaron 50 asaltos entre 1853 y 1899, contra poblaciones de Yucatán, realizados por los rebeldes de Santa Cruz y sus aliados, los pobladores de Chumpón, Tulum, Muyil, San Antonio y otras comunidades que actualmente forman parte de Quintana Roo.
La iniciativa de la guerra menguó con el cambio generacional, relata el libro de Sullivan, y la causa se transformó, pasando de tener el objetivo de reconquistar la península a defender el territorio, el autogobierno y la dignidad maya.
La Guerra de Castas y el Tratado de Límites con Gran Bretaña
La ingobernabilidad de la Península de Yucatán y la constante intervención de Inglaterra a favor de los mayas rebeldes provocó que el Gobierno federal impulsara del Tratado de Límites entre la Gran Bretaña y México, conocido como “Tratado Mariscal – Spencer St. John” en el año de 1893, que delimitaba internacionalmente la frontera desde el río Hondo.
En 1898, el teniente de la Armada Othón Pompeyo Blanco Núñez de Cáceres estableció una aduana flotante en el río Hondo, para afianzar el respeto al tratado; además fortaleció las relaciones entre México y Honduras Británica (hoy Belice) y fundó además la ciudad de Payo Obispo, hoy Chetumal, capital de Quintana Roo.
Dicho documento sentó las bases para que el 24 de noviembre de 1902, el entonces presidente de México, Porfirio Díaz Mori, decretara la creación del Territorio Federal de Quintana Roo.
Sin embargo, esto no estableció la paz, pues los habitantes de esta región de la península se negaban a aceptar las fuerzas políticas y económicas de los estados de Yucatán y Campeche, por lo que en los años siguientes se sucedieron suspensiones y restauraciones del decreto original, hasta que el Presidente Lázaro Cárdenas restauró la condición de Territorio Federal el 16 de enero de 1935, y finalmente el 8 de octubre de 1974 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la creación del Estado Libre y Soberano de Quintana Roo, firmado por el presidente Luis Echeverría Álvarez.