Así luce ahora el antiguo refugio de Pablo Escobar en Tulum
Cancún, Q. Roo.- Casa Malca es un hotel de cinco estrellas ubicado en la paradisíaca costa de Tulum, en la Riviera Maya, cuya misión es “ofrecer un relajado escape artístico con hospitalidad legendaria y cocina gourmet”.
Este lugar es el resultado de la visión y el esfuerzo de Lio Malca, un neoyorquino aficionado al arte, coleccionista de artistas de la talla de Keith Haring y Kenny Scharf, quien ha convertido al centro de hospedaje en una galería personal. Aquí puedes encontrar estatuas de Jeff Koons, esculturas de KAWS o cuadros de Jean-Michel Basquiat.
Sin embargo, este sitio esconde una historia peculiar, pues es el antiguo escondite del narcotraficante colombiano Pablo Escobar Gaviria, construido en 1992.
En ese tiempo, el capo antioqueño tenía una amistad con el narco mexicano Amado Carrillo, también conocido como “El Señor de los Cielos” y líder del Cártel de Juárez. Ambos traficaban enormes cantidades de cocaína colombiana a Estados Unidos, por lo que no es de extrañar que Escobar quisiera una propiedad que le permitiera vigilar el “negocio”, según Infobae.
La propiedad originalmente se llamaba Casa Magna. Está ubicada en el kilómetro 9.5 del camino Tulum-Punta Allen, a 15 kilómetros de la zona arqueológica. En los años 90 tenía dos residencias que ocupan tres hectáreas.
Pablo Escobar nunca vio su refugio terminado
Los tulumnenses señalaron que nunca vieron al colombiano por el pueblo, pero suponen que la casa era suya porque en una ocasión vieron aterrizar una avioneta; asimismo, se le dotó de energía eléctrica en una sola noche. Lo que no ocurre para todos. Además, sus muros son tan gruesos que pueden soportar impactos de bala.
Pablo Escobar Gaviria murió al año siguiente, en 1993, y nunca pudo ver terminado su refugio tulumnense. La propiedad quedó abandonada y en el olvido hasta el año 2012, cuando Malca la adquirió.
Actualmente, Casa Malca posee 42 habitaciones diseñadas para combinar comodidad y arte. Es un refugio para aquellos que buscan escapar de la rutina y sumergirse en la belleza natural y cultural de México.
La propiedad cuenta con tres restaurantes, una galería de arte rotativa y un ambiente relajado que invita a disfrutar de la playa, la naturaleza y la buena gastronomía.
Se considera un destino obligado para los amantes del arte, la naturaleza y la buena vida.